"La capilla parece una sala de juntas muy espaciosa y alta, con una leve bóveda. En la parte más alta de las paredes vemos una franja de pinturas con temas relativos a Moisés y al Cristo, a la manera tradicional de los predecesores de Miguel Ángel. Pero cuando miramos hacia arriba nos parece introducirnos en un mundo distinto. Es un cosmos de dimensiones sobrehumanas. En la bóveda que se eleva entre los cinco ventanales a cada lado de la capilla, Miguel Ángel colocó imágenes gigantescas de los profetas del Antiguo Testamento que hablaron a los judíos de la venida del Mesías, alternando con figuras de las sibilas, las que, según una antigua tradición, predijeron a los gentiles la llegada del Cristo. Los pintó como hombres y mujeres poderosos, sentados en profunda meditación, leyendo, escribiendo, argumentando, o como si estuvieran escuchando una voz interior".
(Ernst Gombrich. Historia del Arte)